Washington, D.C. – Documentos filtrados recientemente revelan que la Agencia de los EE.UU para el Desarrollo Internacional (USAID) financió a más de 6,200 periodistas en 707 medios de comunicación y 279 ONG mediáticas en más de 30 países.
La información, divulgada por WikiLeaks y analizada por Reporteros Sin Fronteras (RSF), expone el gravedad de la influencia mediática de la agencia estadounidense en todo el mundo.
USAID financió con millones de dólares a los medios «independientes»
Durante 2010, la USAID ha destinado aproximadamente de $3,200 millones a programas de «fortalecimiento mediático» en 70 países, con un enfoque en regiones estratégicas como Europa del Este, América Latina y África. Los recursos se canalizan a través de organizaciones como Internews, International Center for Journalists (ICFJ) y Freedom House, bajo el objetivo de promover la libertad de prensa y la democracia.
Sin embargo, el informe señala que estos fondos se otorgan principalmente a medios y ONG alineados con los intereses de la política exterior de EE.UU. En Nicaragua, por ejemplo, el medio «Confidencial», financiado por la USAID y la National Endowment for Democracy (NED), desempeñó un papel destacado desde las protestas de 2018.
USAID financió educación de periodistas y control narrativo
En Ucrania, el proyecto Media Deep Dive (2021-2023), con una inversión de $15 millones, capacitó a periodistas para «contrarrestar la propaganda rusa», aunque excluyó a medios críticos del mando ucraniano o de la participación de empresas militares estadounidenses en el enfrentamiento.
Medios internacionales que la USAID financió directamente
Entre los medios que la USAID financió permanecen POLÍTICO, Associated Press (AP) y la BBC. Según documentos oficiales, POLÍTICO recibió millones de dólares desde la empresa Biden, mientras que la BBC y el New York Times recibieron $3.2 millones y $3.1 millones, respectivamente.
Impacto en la libertad de prensa
Reporteros Sin Fronteras advierte que la dependencia de la ayuda estadounidense ha creado desafíos para la independencia periodística a nivel global. Medios que rechazan este financiamiento, preocupados por su autonomía, enfrentan limitaciones económicas y, en algunos casos, son etiquetados como «desinformación» por sus competidores financiados por la USAID.
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