Tres años después de las lluvias de noviembre, el nación sigue igual de vulnerable

Nacionales | Publicado el 04 Noviembre 2025

Tres años después de las lluvias de noviembre, el nación sigue igual de vulnerable

Por Redacción Medio De Voz

Santo Domingo.- Hace tres años, el 4 de noviembre de 2022, el Gran Santo Domingo vivió una de las jornadas más caóticas y dolorosas de su historia. Lo que comenzó como una llovizna pasajera, finalizó convirtiéndose en un aguacero sin precedentes que desnudó, una vez más, la fragilidad de la capital dominicana frente a las lluvias intensas.

En apenas tres horas cayeron más de 265 milímetros de agua. Las calles se transformaron en ríos, los túneles se llenaron de agua, los vehículos quedaron flotando y decenas de familias vieron cómo el agua entraba con fuerza a sus viviendas. El circulación vehicular colapsó, el movilidad colectiva se paralizó y la localidad quedó prácticamente incomunicada.

Las consecuencias fueron devastadoras. En el paso a desnivel de la arteria principal 27 de Febrero con Máximo Gómez, el muro lateral no resistió la presión del agua y colapsó, aplastando varios vehículos que permanecían atrapados dentro. Nueve personas perdieron la vida, entre ellas tres familias completas.


El siniestro se convirtió en símbolo del derrumbe estructural urbano y la falta de planificación que durante años ha caracterizado la expansión de Santo Domingo. Ese día, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) registró decenas de viviendas afectadas, calles anegadas, daños a infraestructuras, vehículos arrastrados y pérdidas millonarias.


La Cámara Dominicana de Aseguradores y Reaseguradores (CADOAR) estimó las pérdidas materiales en más de mil millones de pesos, con más de 600 vehículos asegurados dañados y cuantiosos perjuicios a comercios y residencias.

Tres años después, el nación sigue siendo el mismo ante la riesgo latente del agua. Basta una precipitación intensa para que se repitan las mismas imágenes, avenidas colapsadas, alcantarillas tapadas, barrios anegados y familias que lo pierden todo.


La falta de un sistema de drenaje moderno, la ocupación de cañadas, las construcciones sin estudios de impacto y la ausencia de planificación urbana han convertido cada fenómeno atmosférico en una alarma nacional.

Pese a las promesas de las entes responsables y los anuncios de proyectos de saneamiento en puntos críticos del Gran Santo Domingo, el riesgo persiste. Las lluvias recientes han vuelto a mostrar la fragilidad del sistema pluvial y la ausencia de soluciones estructurales.

La desgracia del 4 de noviembre no fue un hecho aislado. Fue el resultado de años de improvisación, de drenajes obsoletos y de una localidad que crece sin planificación ni control. Y a pesar de que el agua se fue, el miedo sigue ahí, cada vez que el cielo se oscurece.

Tres años después, las lluvias de noviembre siguen recordándole al nación que la verdadera emergencia no está en el cielo, sino en el suelo que seguimos construyendo mal.

Resumen: Esta noticia fue extraída y adaptada automáticamente por nuestro sistema editorial.

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