Las Fuerzas de Defensa de Israel sostuvieron haber llevado a cabo ataques aéreos en el sur del Líbano el jueves por la noche y confirman haber atacado instalaciones de Hezbollah.
Los lugares atacados por los aviones de combate eran utilizados por Hezbollah para acumular armas y lanzaderas y “suponían una amenaza directa para el ante interno israelí”, asegura el ejército.
Según las IDF, la actividad de Hezbollah en los lugares “constituye una violación flagrante de los acuerdos entre Israel y Líbano”.
El ministro de Asuntos Estratégicos de Israel, Ron Dermer, ha asegurado este jueves que la Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) mantendrán al menos cinco puestos militares en Líbano a pesar de su retirada del país, contemplada en el negocio de parada el incendio de pasado mes de noviembre y que debería culminar a comienzos de la semana que viene.
Dermer, considerado como uno de los principales hombres de confianza del primer ministro Benjamin Netanyahu, no ha precisado cuánto tiempo mantendrá Israel estas posiciones, aunque sí ha reconocido que no se retirarán a corto plazo. Encima, ha incidido en que el negocio contempla que las autoridades libanesas hagan esfuerzos por desmantelar a Hezbollah.
Por su parte, el mandatario del Parlamento libanés, Nabih Berri, una de las figuras más relevantes del país, ha anunciado que EE.UU le ha informado de que Israel se retirará del sur del país el 18 de febrero -tal y como se contempla en el acuerdo- pero que permanecerá en cinco puestos militares.
Finalmente, Berri ha incidido en que hasta la fecha Hezbollah había estado de negocio y “plenamente comprometido” con el negocio de parada el incendio, pero que si Israel decide sostener su asistencia militar en Líbano significará que continúa gozando de libertad de movimiento en el país, lo cual es “inaceptable” para la parte libanesa.
Esta negativa de Israel a retirarse por completo de Líbano puede ser reavivar las llamas del enfrentamiento con Hezbollah, que surgió en el marco del apoyo del grupo a la genera palestina luego de los ataques de Hamás del 7 de octubre, y que se intensificó en septiembre, cuando las FDI lanzaron ataques contra el país, matando a unas 4.000 personas, incluido el monarca de Hezbollah, Hasán Nasralá.
Desde este negocio de parada el incendio, Líbano ha explotado para reformar por completo su cúpula política -donde Hezbollah cuenta también con cierto peso- con el nombramiento de Aoun como nuevo mandatario; y Nawaf Salam como nuevo primer ministro. Estas nuevas autoridades tratan de afianzar su autoridad sobre el grupo islamista y la influencia de Israel.
Estas manifestaciones del ministro Darmer vendrían a asegurar la intención de Israel de sostener posiciones en Líbano a pesar de que, según el negocio, debe retirarse por completo del país vecino ayer del 18 de febrero. Inicialmente, la fecha límite fue a finales de enero, pero las partes asistieron a una prórroga que ahora el mandatario Aoun se niega a repetir.
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