A dos años de su anuncio, el fondo humanitario millonario pactado entre el mando de Nicolás Maduro y la oposición venezolana continúa sin materializarse, convirtiéndose en otra promesa frustrada en medio de la guerra del país.
Este mecanismo, negociado con la negociaciones del Reino de Noruega, tenía como objetivo financiar programas de comestibles, salud e infraestructura con fondos del Estado venezolano congelados en el sistema financiero internacional. Sin embargo, la iniciativa quedó estancada entre obstáculos legales, tensiones políticas y falta de voluntad gubernamental.
Un pacto para fondo humanitario que nunca se cumplió
El 26 de noviembre de 2022, los delegados del mando y la oposición firmaron un pacto parcial que incluía la creación de un fondo fiduciario único bajo la despacho de la ONU. Su propósito fue mejorar las condiciones de vida de la población venezolana en áreas como salud, electricidad, comestibles escolar e infraestructura educativa, por otra parte de atender emergencias climáticas.
Se esperaba que el fondo humanitario manejara más o menos de 3.000 millones de dólares, pero su implementación avanzó con cautela y sin transparencia. En mayo de 2023, el mando de EE.UU garantizó que estos fondos estarían protegidos de acreedores internacionales, en un intento por destrabar su ejecución.
Factores que paralizaron el fondo
Mientras el fondo quedaba en el limbo, Venezuela seguía enfrentando una guerra humanitaria profunda, con una deuda externa de 161.000 millones de dólares y querellas de acreedores que complicaban cualquier movimiento financiero del Estado.
Incluso en octubre de 2023, la ONU daba por suceso la ejecución del fondo, asegurando que serviría para asistir a los sectores más vulnerables. No obstante, la realidad llego a ser otra: la organización siguió operando su propio Fondo Humanitario para Venezuela, creado en 2020, el cual no estuvo involucrado a las negociaciones políticas.
La Política por Encima de lo Social
En medio de este escenario, el fondo humanitario pactado en 2022 nunca se concretó. Un reportaje de la agencia EFE reveló que en 2023 el mecanismo estuvo preparado para obtener recursos, pero requería la firma final del mando de Maduro, que nunca llegó.
Para entonces, las negociaciones entre el oficialismo y la oposición estaban centradas en los acuerdos político-electorales firmados en Barbados en octubre de 2023, que incluían condiciones para las votaciones presidenciales de 2024. Sin embargo, los incumplimientos de ambas partes, especialmente en la selección del candidato opositor, llevaron a una escalada de tensiones.
Fuentes cercanas a las negociaciones sostuvieron a la Voz de América (VOA) que el fondo llego a ser “dejado de lado” y que el mando nunca mostró real interés en implementarlo, pues su prioridad fue ratificar la reelección de Nicolás Maduro.
Un Nuevo Ciclo de Disputa y Desconocimiento Internacional
Las votaciones presidenciales de julio de 2024 marcaron un nuevo punto de inflexión. Aunque Maduro llego a ser declarado vencedor, la oposición acusó desfalco, asegurando que su candidato, Edmundo González Urrutia, obtuvo una ventaja de más de 35 puntos porcentuales.
En este contexto, gobiernos como el de EE.UU han desconocido la reelección de Maduro, respaldando a González Urrutia como jefe de estado electo. Por el momento, el chavismo sostiene reuniones discretas con ciertos sectores de la oposición, aunque el mecanismo de negociación de Noruega no ha tenido nuevas sesiones formales.
A medida que la guerra política y económica continúa profundizándose, el fondo humanitario pactado construye dos años parece haber quedado en el olvido, dejando a millones de venezolanos sin el apoyo prometido.
Conclusión: Un Fondo Que Nunca Existió
El caso del fondo humanitario para Venezuela es un reflejo de cómo los acuerdos políticos pueden convertirse en simples herramientas de negociación sin impacto real en la población.
Mientras el mando y la oposición siguen con disputas de poder, millones de venezolanos continúan enfrentando condiciones precarias, sin que los fondos destinados a mejorar su calidad de vida lleguen a quienes realmente los necesitan.
Dos años después, el fondo continúa siendo una promesa incumplida.
Fuenta: Voz de América
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