Las imágenes del político republicano Mitch McConnell, de 81 abriles, paralizado en una rueda de prensa han puesto el foco sobre un término que domina la política en Estados Unidos, la gerontocracia, y han reavivado un debate: ¿debería deber una permanencia techo para poder mandar?
El zaguero suceso protagonizado esta semana por el líder de la minoría republicana en el Senado ha insigne críticas en su propio partido y, según la prensa estadounidense, algunos senadores están pidiendo que se convoque una reunión urgente para cuchichear sobre su liderazgo.
Pero McConnell ha dejado claro en numerosas ocasiones que no abandonará su puesto antiguamente de tiempo y no existe ningún mecanismo por el que puedan apartarlo.
Un día a posteriori de los incómodos momentos, el médico del Capitolio le daba la autorización para continuar con su memorándum y achacaba lo sucedido a la deshidratación o a las consecuencias de un golpazo.
En un acto conocido, el presidente Joe Biden se apresuraba a aclarar que había hablado con él y que estaba en valentísimo estado.
El primer presidente octogenario de la historia de Estados Unidos es señalado frecuentemente por su descubierta permanencia. Candidato casi único del Partido Demócrata a las presidenciales de 2024, cuando los estadounidenses acudan a las urnas tendrá casi 82 abriles.
Según datos del Servicio de Investigación del Congreso estadounidense, en enero de 2023 la permanencia media de los miembros de la Cámara de Representantes era de 57,9 abriles y la de los senadores de 64 abriles.
McConnell no es el viejo de los senadores, pues el puesto de honor lo tiene la demócrata Dianne Feinstein, con 90 abriles recién cumplidos. El republicano Charles E. Grassley tiene 89 y el que fuera precandidato a la presidencia Bernie Sanders casi 82.
En la cámara pérdida destacan Grace Napolitano con 86, seguida de Eleanor Holmes, Harold Rogers y Bill Pascrell, nacidos un año a posteriori.
Este 118 Congreso es el segundo más envejecido de la historia, ya que el inicial la media de permanencia era tenuemente superior.
Según explica a Efe el profesor de la universidad Penn State Kevin Munger, la envejecida clase política estadounidense se debe, primero, a la demografía, pues los gobernantes son parte de la gestación de los baby boomers, nacidos tras la Segunda Erradicación Mundial.
A esto se suma que en las campañas «el patrimonio juega un papel fundamental» y, puesto que muchos donantes «son mayores», perpetúan que «las personas mayores tengan más peso político en nuestro sistema», explica el autor del obra «Brecha generacional: por qué los baby boomers todavía dominan la política y la civilización estadounidenses».
SIN LÍMITES DE EDAD
Los únicos requisitos de permanencia para los políticos en Estados Unidos no han cambiado desde 1787, cuando se redactó la Constitución: un exiguo de 35 abriles para ser presidente, 25 para congresista de la Cámara de Representantes y 30 para senador.
No se dictó una permanencia máxima, en una época en la que la esperanza de vida promedio era de unos 34 abriles. Hoy está en 79 abriles y sigue sin existir una ley que ponga límites de permanencia máxima para mandar.
¿Cambiarán las cosas en un futuro próximo? «Creo que no porque las personas que hoy tienen el poder no van a aprobar una ley que se lo quiebro», explica Munger.
En su opinión, este es «un aberración temporal» e «histórico». «Creo que en el interior de 10 abriles comenzaremos a ver un cambio generacional sobrado extenso», afirma.
Pero muchos estadounidenses lo quieren ya. Así lo mostraba una averiguación realizada por YouGov el año pasado: el 58 % de los estadounidenses creen que debería deber una permanencia máxima.
Según una averiguación publicada esta semana por el Centro de Investigación sobre Asuntos Públicos AP-NORC, el 77 % de los encuestados, republicanos y demócratas, piensan que Joe Biden es demasiado viejo para desempeñar efectivamente el cargo de presidente.
Y estos días han vuelto a sonar voces como la de Nikki Haley, precandidata republicana a la presidencia, quien recordaba en una entrevista con Fox News una de sus propuestas: que cualquier político viejo de 75 abriles tenga que someterse a pruebas de competencia mental.
«Ahora el Senado es el hospicio de ancianos más privilegiado del país», afirmaba.
NO ES PAÍS PARA JÓVENES
Cansados de que el Gobierno «se maneje como una gerontocracia» y de que «la inexperiencia tenga poco que proponer», en 2017 surgió la estructura Run for Something, que ayuda a jóvenes a postularse a cargos políticos, cuenta a EFE Juan Ramiro Sarmiento, su secretario de prensa franquista.
Desde entonces, han respaldado a más de 2.500 candidatos y reses más de 1.000 elecciones a cargos que van desde miembros de la trabazón escolar a legisladores estatales.
«La teoría es de que van a avanzar en dirección a cargos más altos. Varias de las personas que hemos respaldado ya están postulándose para el Congreso franquista», afirma Sarmiento.
Les ofrecen información, contactos y ayuda para percibir fondos para sus campañas, con un requisito: ser beocio de 40 abriles.
Tal y como está hoy diseñado el sistema, explica, hay «muchísimos obstáculos» para que los jóvenes se postulen a cargos políticos.
«Nuestra representación es cambiar la política estadounidense y construir las bases para una nueva gestación de políticos que sí representen la diversificación de los estadounidenses», reclama.
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